Sunday, August 28, 2005




Agustín Delmira (1886-1914)
Hoy han vuelto,
por todos los senderos de la noche han venido a lloraren mi lecho.
¡Fueron tantos, son tantos!
Me llore yo misma, para llorarlos todos;
¡yo no se cuales viven, yo no se cual ha muerto…!
Hay cabezas doradas al sol como maduras…
Hay cabezas tocadas de sombra y de misterio…
Cabezas coronadas de un misterio invisible.
Cabezas que quisieran descansar en el cielo,
Algunas que no alcanzan a oler la primavera, y muchas que trascienden a las flores del invierno.
Todas esas cabezas me duelen como llagas, me duelen como muertos…
¡Ah!... y los ojos… son los ojos me duelen mas :
Indefinidos , verdes, grises, azules, negros
¡abrasan si fulguran! Son caricia, dolor, consternación, infierno.
Sobre la luz, sobre las llamas todas, se ilumino mi alma y se templo mi cuerpo.
Tu me dirás que as echo de mi primer suspiro,
Tu me dirás que as echo de del sueno de aquel beso…
Me dirás si lloraste cuando te deje solo ….
¡y me dirás si has muerto! Mi pena enlutará mi alcoba lentamente y estrechare tu sombra hasta apagar mi cuerpo. Y en el silencio ahondado de tiniebla, y en las tiniebla ahondada de silencio, nos velara y llorando, llorando hasta morirse, nuestro hijo: el recuerdo.

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